Todos tenemos sentimientos y se necesita tiempo y paciencia para aprender a reconocerlos y manejarlos de manera efectiva, a continuación se presentan algunas estrategias y consejos para ayudar a que tu hijo controlle su ira.
1. Usa un vocabulario emocional con los niños.
Es importante enseñar a los niños que todos los sentimientos son saludables y normales; sin embargo, los niños a menudo necesitan herramientas para aprender a manejar mejor sus emociones.
Es importante usar un vocabulario emocional con los niños, ya que le muestra al niño que usted acepta y valida sus sentimientos, por ejemplo, «Oh, eso debe ser tan frustrante para ti» o «Puedo ver que se estás triste». El uso de las declaraciones de «yo» también son herramientas poderosas para enseñar a los niños, como «Me siento enojado cuando me dejas fuera de los juegos».
2. Usa imágenes
A medida que los niños entienden y se comunican a diferentes niveles, también se pueden usar imágenes (tarjetas) para ayudar a un niño a comunicarse. Es una gran herramienta para ayudarlos a ver y comprender lo que se les pide que hagan, especialmente cuando están en un estado altamente emocional.
Las imágenes le dan al niño la capacidad de procesar la información en su propio tiempo y actuar como una señal para enseñarles lo que pueden hacer, con esto simplificamos el mensaje al dividirlo en pequeños pasos alcanzables. Por ejemplo, desarrollando una tabla de calma juntos, por ejemplo, cuando me enojo puedo: contar hasta 5 y respirar hondo, contarle a mamá o a papá el motivo del enojo.
3. Elogiar a tu hijo
Cuando ves que tu hijo maneja su ira de una manera útil, es importante elogiarlo mencionando el logro realizado, esto hará que note que se comporta bien y mantenga este nuevo hábito aprendido. Esto ayuda a aumentar la autoestima de tu hijo y su motivación para hacerlo bien.
Al ser específico con elogios, por ejemplo, «Realmente me gustó la forma en que te alejaste de tu hermano cuando él te arrebató el juguete», le dice a tu hijo lo que específicamente hizo bien en lugar de decir «bien hecho por no enojarse».
4. Conversar sobre lo sucedido
Después de un episodio de enojo, una vez que tu hijo se ha calmado, es útil hablar sobre la situación y enseñarle las estrategias de resolución de problemas para ayudarlo a manejar mejor su ira la próxima vez.
Las preguntas que los padres pueden hacer son, por ejemplo, “¿Cómo te sentiste y reaccionaste? “¿Cómo se sintió y reaccionó la otra persona?” “¿Qué podría haber hecho de manera diferente y cómo podría haber manejado mejor esa situación?”
5. Fomentar el diálogo interno positivo
Aliente a los niños a aprender un diálogo interno positivo, por ejemplo, «Solo necesito respirar profundamente, puedo hacer esto o sé que puedo manejar esta situación».
6. Encuentra su lugar tranquilo
Algunos niños pueden encontrar útil ir a un lugar o habitación silenciosa para alejarse de sus desencadenantes o para calmarse cuando se sienten sobrecargados sensorialmente. Es importante que los padres sepan que cada niño es diferente y que cada niño se calmará a su debido tiempo. En estos casos identificar esto en tu hijo es importante para ayudarlo a no estar solo en ese espacio, puedes llevarle un bocadillo o su juguete favorito para iniciar una conversación y aplicar las estrategias mencionadas en este post,
7. Ayúdalos a identificar desencadenantes
Ayude al niño a identificar sus desencadenantes y ayúdelo a intervenir lo antes posible. Por ejemplo, esto puede ser utilizar técnicas de distracción con el niño, como alejarlo de la situación estresante lo suficientemente temprano o preparar a su hijo sobre cómo pueden manejar una situación social antes de llegar, por ejemplo, un viaje de compras o una excursión.
8. Ser firme y consistente
Ayuda a tu niño a saber qué esperar estableciendo límites claros y firmes, siendo coherente con las consecuencias.
9. No te rindas
Resiste la tentación de ceder al berrinche de tu hijo dándole lo que quiere. Esto sólo reforzará que los berrinches funcionen.
10. Espera hasta que termine la crisis para hablar
Cuando un niño está molesto, no entable una conversación. Hablar demasiado es abrumador para el cerebro de un niño, por lo que cuando un niño está en un estado de emoción elevado, no va a escuchar ni a razonar, es más probable que se enoje más.
11. Crea un juego de herramientas de ira
Desarrolla un juego de herramientas para ayudar a tu hijo a calmarse o desarrolla un cuadro de calma para que lo vea. Cuando tu niño comience a sentir sus signos de advertencia, puede mirar la tabla de calma y elegir una estrategia como: respirar profundamente, leer un libro y escuchar música .